"...Ahora diría que es más sobre la fantasía de redimir
al monstruo, que es una cosa muy femenina.
Pero el tipo es lo que es.
La humanidad siempre ha luchado por redimir,
y cuánto más canalla es el hombre a cambiar,
más mérito parece tener si se logra"
Manuel Martín Cuenca
Caníval
Que ahora quiere portarse bien, dice. Y que por eso no me puede querer, porque después de haberle puesto los cuernos con medio mundo, de repente ha recordado que tiene pareja.
Pero que podemos ser amigos.
De verdad que lo he comprendido y
que he intentado pasar de la atracción fatal que nos envuelve. He ido a convencerme de que no importa, he
trabajado para no sentirme traicionada. He probado a darme tiempo para que se
aliviara mi enfado.
Pero qué le vamos a hacer, no soy
capaz de comportarme bien cuando significa desoírse, resignarse, fingir.
Quedemos todos los fines de semana, para que no
te olvides de las cosas de las que no podemos hablar. Ignórate a ti misma; no
es complicado, todo el mundo lo hace.
Ven a tomarte una copa, que
mientras te miro a los ojos con deseo te volveré a explicar que no te puedo
querer. Y además aprovecharé para recordarte que lo que sentiste por mí fue lo
suficientemente fuerte como para dejarte inundar, apostar por ello y romper con
otras historias que te importaban más.
Deja que te restriegue por el cuerpo el daño
que te ha hecho todo esto.
Quiero que sigas respondiendo
cuando te busco, jugar con la posibilidad de que en cualquier momento podemos
volver a caer en la tentación. Porque se trata de eso, de tenerte ahí. Te
quiero de plan b, de posibilidad, de alimento para mi ego. Es más, ojalá me
buscaras tú. Así podría rechazarte y me sentiría aún más poderoso.
Soy el más listo de todos. Soy el
que mejor ha jugado sus cartas. He hecho lo que me ha dado la gana y soy el
único que no ha tenido que pagar nada a cambio. He corrido ciertos riesgos,
pero he sabido salir inmune.
Quiero que seas mi amiga porque
te necesito cerca. No soy feliz con mi novia y no sé cuánto tiempo voy a
conseguir mantener este disfraz. Tal vez me gustaría que tiraras de mí hacia
ese lado en el que estás tú. Convénceme, cuídame, sálvame. Haz tú mi trabajo.
No puedo darte ninguna garantía
de nada, pero sé que probablemente no la necesitarás: Eres la diosa del amor.
Eres increíble.
Quiero seguir utilizándote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario