martes, 21 de octubre de 2014

Peligrosa


"El arte más poderoso de la vida,
es hacer del dolor un 
talismán que cura"

Frida Kahlo


En vista de que los daños ocasionados son cuantiosos, debo de remangarme las mangas y ponerme a trabajar para repararme. Anoche me reprendían: ¿Tantas historias y aún no has aprendido nada?
De lo más importante que he aprendido; recoger los pedazos y por muy mal que haya quedado la cosa, recomponer el botijo. Y volver a ponérmelo en la cabeza y a caminar sobre una cuerda cada vez más estrecha y más alta, con la confianza, la intensidad y el desparpajo de quien desconoce la caída.
He aprendido a aprender.
Y por eso entiendo tan bien y al mismo tiempo me desespera tanto la gente que se sobreprotege. Que no fueron capaces de recuperarse del primer trastazo, o que al segundo se bloquearon porque ya van dos y no quieren correr el riesgo de que puedan llegar a ser tres.  
La gente a la que le entra el pánico y como dice Benedetti se llenan de calma y reservan del mundo solo un lugar tranquilo y se piensan sin sangre y se juzgan sin tiempo y se quedan inmóviles  y se salvan. 
Desde la trinchera, me observan casi con desprecio. Soy una loca, no tengo miedo. Es más, soy peligrosa; pongo en entredicho cualquier tipo de estabilidad. Corren el riesgo de dejarse llevar por mi influencia fatal, porque encima no hay por dónde cogerme; soy amorfa.
Me creen imprevisible, represento la opción menos segura. Defiendo ideas extrañas, pienso demasiado. Obligo al otro a caminar, porque yo quiero caminar.
Es difícil convencerse una de que es valiosa, pese a que los demás no me quieran querer. 

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