"El arte más poderoso de la vida,
es hacer del dolor un
talismán que cura"
talismán que cura"
Frida Kahlo
En vista de que los daños
ocasionados son cuantiosos, debo de remangarme las mangas y ponerme a trabajar
para repararme. Anoche me reprendían: ¿Tantas historias y aún no has aprendido
nada?
De lo más importante que he
aprendido; recoger los pedazos y por muy mal que haya quedado la cosa,
recomponer el botijo. Y volver a ponérmelo en la cabeza y a caminar sobre una
cuerda cada vez más estrecha y más alta, con la confianza, la intensidad y el
desparpajo de quien desconoce la caída.
He aprendido a aprender.
Y por eso entiendo tan bien y al
mismo tiempo me desespera tanto la gente que se sobreprotege. Que no fueron
capaces de recuperarse del primer trastazo, o que al segundo se bloquearon
porque ya van dos y no quieren correr el riesgo de que puedan llegar a ser
tres.
La gente a la que le entra el
pánico y como dice Benedetti se llenan de calma y reservan del mundo solo un
lugar tranquilo y se piensan sin sangre y se juzgan sin tiempo y se quedan
inmóviles y se salvan.
Desde la trinchera, me observan
casi con desprecio. Soy una loca, no tengo miedo. Es más, soy peligrosa; pongo
en entredicho cualquier tipo de estabilidad. Corren el riesgo de dejarse llevar
por mi influencia fatal, porque encima no hay por dónde cogerme; soy amorfa.
Me creen imprevisible, represento la opción menos segura. Defiendo ideas extrañas, pienso demasiado. Obligo al otro a caminar, porque yo quiero caminar.
Me creen imprevisible, represento la opción menos segura. Defiendo ideas extrañas, pienso demasiado. Obligo al otro a caminar, porque yo quiero caminar.
Es difícil convencerse una de que
es valiosa, pese a que los demás no me quieran querer.
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