Big Bang


“Antes del planeta tierra...
Antes del universo...
Antes del Big Bang...
De regreso a la causa de todas las causas...
Antes del tiempo, existía sólo una realidad...
Energía
Esta fuerza infinita de energía llegaba tan lejos como el infinito.
Llenaba la eternidad. No había tiempo, ni espacio, ni movimiento.
Esta energía ilimitada era la única realidad, y tenía un solo impulso:
Compartirse infinitamente;
Impartirse continuamente;
Darse incesantemente.”

El poder de la kabbalah

Amanecer temprano, mucho.
Tomo té en el cielo y recuerdo a las ballenas flotando entre los árboles.
Se apoderan de mí los rizomas. Los comparo con las micorrizas que me componen:  
“No comienza y no termina, siempre está en el medio, entre las cosas, es un ser-entre, un intermezzo. El árbol es filiación, pero el rizoma es alianza (…) El árbol impone el verbo “ser”, pero el rizoma tiene por tejido la conjunción “y…y…y…”. No traza una relación localizable y que va de uno a otro y recíprocamente, sino una dirección perpendicular, un movimiento transversal que lleva uno al otro, arroyo sin comienzo ni fin, que corroe sus orillas y toma velocidad entre las dos.” (Deleuze y Guattari, Mil mesetas)
Bajo el agua caliente en la ducha toman vida los grifos y las serpientes de agua salada y se remueven gustosos dentro de mí. Me sé burbujeante, como si la energía de antes del big bang estuviera erupcionando lentamente, como quien derrama algún tipo de crema deliciosa sobre un pastel.

Y poderosa, porque  me transformo en arcoíris para salir de los pozos.



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