sábado, 25 de octubre de 2014

Desdefinir

"Es como si al decir "soy un ser humano"...
Los demás se escandalizaran, me hicieran muchas preguntas, empezaran a desconfiar de mí y de repente tuvieran reparos a la hora de quererme...
Mientras por detrás ejercen de seres humanos a escondidas.
Si les explico que tal vez no les guste el término, pero que no hay tanta diferencia entre lo que ellos callan y lo que yo no me callo, lo niegan escandalizados: ¿¿Un ser humano??? ¿¿yo??"


Es la palabra lo que suena mal. 
Decir “poliamor” suena a promiscua, a ninfómana, a puta, a guarra. A mujer o muy fácil o muy muy complicada. Suena a que el otro va a resultar herido, a empresa utópica, a desafío innecesario.
 Si abrirse y darse ya supone una aventura terrorífica, ¿cómo iban a aventurarse a hacerlo sin un manual de instrucciones prediseñado? Es como hablar de un deporte de alto riesgo a un público con vértigo.

Así que he decidido traer conmigo estas dos reflexiones como dos rayitos de luz y abrigarme con ellas:
Anna Dragow explicando que la libertad se da cuando nuestras verdades no nos dirigen, cuando no hay dogmas más fuertes que el deseo de uno de hacerlo todo como le apetezca en un momento dado.
Dice: “Por ejemplo me doy cuenta de que no tengo ninguna necesidad de definirme como monógama o no monógama, ninguna. Soy tan libre que decido hacer aquello que en cada momento siento. Y cambiar de opinión. Hay gente que se cree libre solo por adoptar formas de vida poco comunes, algunas de ellas dogmáticas y esclavizantes. Si te defines, estás cerrando las puertas a otras vivencias. Los dogmas no valen nada, no merecen ser defendidos por encima de nuestras libertades cotidianas. No veo ningún sentido en clasificar personas, en meterse uno en un cajón estrecho”.

Y H.R. Herzen (http://totamor.blogspot.com.es/) puntualiza:
“No entiendo cómo hay gente que dice que no cree en el amor libre, que el amor libre es difícil, que su pareja no entendería eso del amor libre... Y a ello le sigue la pregunta obvia: Y si no es amor libre, ¿cómo es? Lo contrario del amor libre vendría a ser el amor esclavo, supeditado, sujeto, sumiso, preso, cautivo, encarcelado.
(…) ¿Preferimos un amor impuesto en el que alguien ajeno nos dicte las normas, los modos, los objetivos, lo correcto e incorrecto? Y es que el amor libre se confunde básicamente con tener relaciones sexuales consentidas con personas diversas. Y el amor libre es mucho más que eso y ni siquiera puede que tenga que ver con sexo o relaciones afectivas. Cada cual debería decidir qué entiende por amor libre y atreverse a experimentar con autonomía cómo quiere que sea su amor sin juzgar si otras personas conciben ese huracán de sensaciones de maneras diferentes y hasta opuestas. El amor libre es elegir cómo, cuándo y dónde amar. Es autonomía, voluntad, albedrío, autodeterminación que además puede cambiar de un día para otro sin que nadie se tenga que sentir lastimado por ello. El amor libre no tiene nada que ver con parejas o similares, sino de una manera especial y particular de vivir esa sencilla y torpe sensación que nos atrapa a la vida”.


Gracias miles por acompañar y compartir.


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